miércoles, 15 de septiembre de 2021

La independencia que aún no llega


Lo que debería ser una gran fecha conmemorativa para Centroamérica, no es más que otro número. La formalidad dice que la región hoy cumple un bicentenario de independencia de la Corona española.

La realidad de 4 países que conforman el istmo es opuesta al ideal que se tiene con la palabra “independencia”. De aquí surge la interrogante ¿Qué ha cambiado para las y los centroamericanos de a pie que son la mayoría?

Sin duda alguna estos dos siglos no han sido más que una continuación del régimen colonial en la región ¿Y el cambio, entonces? Sencillo, se removió el poder de la Corona sobre estas tierras porque a la clase económicamente privilegiada de la región no le era conveniente tener que tributarle a una monarquía obsoleta y lejana que no hacía más que imponerle sus mandatos a la emergente clase burguesa decimonónica de la región.

¿De dónde salieron los que sacaron a los españoles?

La autoría intelectual de los movimientos independentistas recaía casi en su totalidad en personalidades que representaban a dicha burguesía. La clase política imperante estaba compuesta por hombres blancos descendientes de conquistadores que comenzaron a amasar riquezas en estos territorios y para quienes era una odiosa carga el tener que seguir contribuyendo a un reino sin tener sentido de pertenencia.

No obstante, éste era apenas un ínfimo sector poblacional, pero que ostentaba el poder económico y militar. La mayor parte de habitantes ha estado compuesta por mestizos, comunidades originarias y población afrodescendiente. Quedando especialmente las dos últimas en las mismas condiciones precarias a como las había mantenido la Colonia.

No se puede descartar la influencia liberal en los procesos de independencia. Sin embargo, la configuración político-social continuó bajo la estructura colonial, a pesar de haberse constituido como repúblicas la entonces Centroamérica y los ahora cinco países que la conformaban.

Problemas como la inequitativa distribución de las tierras, el desplazamiento de comunidades autóctonas, el exterminio de poblaciones indígenas y el saqueo de los recursos naturales es algo que continúa más vigente que nunca.

En Nicaragua se puede ver una muestra de esas arbitrariedades, donde el Estado al servicio del matrimonio ortega murillo ejecuta sistemáticamente políticas dirigidas al mayor extractivismo del territorio nacional.

A pesar de que todos los gobiernos que pasaron tuvieron prácticas discriminatorias y de explotación hacía las regiones autónomas de la Costa Atlántica, en los últimos catorce años se ha visto una agravación del despojo de tierras y exterminio a las poblaciones originarias en dichas regiones. Es bien sabido cómo el ejército; la policía y colonos armados por el frente sandinista han asediado; encarcelado y asesinado a líderes comunitarios en los territorios.

La explotación minera y el uso de grandes extensiones de tierra para la siembra de palma africana son parte de las causas que mueven al régimen para llevar a cabo sus brutales prácticas que atentan contra la vida de las comunidades Miskitas, Mayangnas, Sumos; Ramas y Creoles.  Todo lo anterior en clara violación al estatus de autonomía legalmente reconocido para la región.

A nivel centroamericano, históricamente los gobiernos de Guatemala; Honduras; El Salvador y Nicaragua han pretendido liquidar cualquier rasgo originario de sus países. Se ha impuesto el castellano como lengua oficial y sistemáticamente se ha desculturizado a los pueblos autóctonos.

Tales acciones gubernamentales son intrínsecas a un pensamiento colonial: patriarcal; racista y clasista. Las iglesias han sido determinantes en estos procesos de neocolonialismo y la batalla entre las ideas emancipatorias de laicidad y las formas tradicionales de hacer política, han marcado la casi totalidad de este bicentenario.

Los Estados de Guatemala; Honduras; El Salvador y Nicaragua sin duda han continuado con la práctica heredada de la Colonia. Estos dos siglos de la llamada independencia no es otra cosa más que un cambio de amos. Centroamérica, anteriormente conocida por ser región de repúblicas bananeras, sigue teniendo una economía preponderantemente agrícola y rural.

Lo negativo de la condición económica de estas repúblicas es que el campesinado y las poblaciones originarias siguen sometidas al sistema de despojos; persecución y exterminio por parte de las élites gobernantes que obedecen al criterio colectivo de hacer política.

Por lo tanto, la independencia tiene que comenzar desde el individuo. Mientras se continúe viendo con menosprecio a quienes no son blancos; creyentes; heterosexuales y de privilegiada condición socioeconómica, la colonia va a seguir vigente.


La independencia que aún no llega

Lo que debería ser una gran fecha conmemorativa para Centroamérica, no es más que otro número. La formalidad dice que la región hoy cumple u...